Hoy me he vuelto a levantar,
como cada despertar, el ánimo hacia arriba, por el suelo las chancletas. Salgo
en camisa, toca ya, después de tanto ir de la cama al sofá.
Tu perfume se fue hace un par
de décadas pero tus labios siguen soplándole al espejo,
tu retina me cautiva el
paladar, desde el ojo de mis cóncavas transpiro un falso aroma.
En la línea exasperante,
distraigo claro allante, la mirada virtuante,
las palmas para arriba, los
pliegues del polo para abajo.
Apoyado en el álamo observo
taciturno, son largas primaveras guardando el fruto,
las protuberancias remarcadas
y el celo al galopar.
Camino a encontrarte, tu
nombre contiene arte, de mí formando parte, si no la ecuación está distante, me
resultas fascinante mi linda chica de Marte.
Es un día primaveral, tu
fragancia de seda intuye ofertas de azar, posiblemente vaya y al dirigirme a ti
las nubes te cubran.
Sentado en la baranda,
fresquita la corriente, es crisálida.
Tu nombre defiendo a tortas, a
todos o a uno, tu culo respingón lame mi boca, aliento polar. Solo de pensar en
ti me confundo al escribir aunque tengo claro qué decir, te imagino al describir, te siento táctil.
Me cuesta salir de mi, la
cabeza en Babia, allí nos reunimos feliz.
Ayúdame en el camino,
mátame los desánimos,
carga todas mis fuerzas.
El alma siempre preparada,
el humor siempre en alza,
la paciencia descansa,
la inquietud se marcha,
la juventud avanza.
Las ganas infinitas,
los puños preparados,
los pasos son de fuego,
devoro entero al veneno.
Me das sabiduría,
la gratitud ansía,
las faltas venideras,
beberte de primeras.
Que late el corazón,
dame fuerza mi Señor,
con la ayuda de Dios,
mi Padre y tu Espíritu.
La vida que me sana,
las ganas de catarla,
la ilusión que me embadurna,
la confianza que se resta de
mentirijilla.
Confiando, viendo lo que
siembro,
siendo el de siempre, me
reformateo y retroalimento,
expulsando el mal mientras me
encuentro.
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