Y me desespero, solo con mi
anhelo.
Son tantas noches frías,
intentando escapar de este caos interno.
En el que sustento, mi
aliento, el cuarto elemento, la sabia, rabia la que contengo.
La cura de algún mal, cuando
eres tu propio enemigo en el camino hacia la libertad.
Contraposición, causante de
revolución, en el largo camino de la innovación.
Fumo aire contaminado, bebo el
cálido elixir, de este dolor de pecho, duro como un fósil.
Bebo blanco, meo rojo, no me
sonrojo, expulso veneno de saque.
Ardua tarea es la pena de no
tener a quien retar, este mal ningún karma lo sabrá calmar.
Un mar lleno de ideas, un
compás de melodías, una cabeza llena de penas, unas manos vacías, con ganas de
luchar.
Largo despertar, cada mañana,
dura cama, la que me atrapa.
Siento calor, no de estufa
sino dolor, una luz encendida acompaña desolación.
Desilusión causada por
vagueza, duro camino repleto de asperezas.
Chicas que pasan y nunca
volverán, desconocidas cruzan mi día a día, si se pararan quizás charláramos de
nuestra vida, vidas pasajeras cruzan a diario.
Buscando me enfrento, nunca en
vano, a Dios que me proteja, la
Virgen me observa.
Confundirte y beber el cacao
con barbitúricos no es una equivocación, es solo ácido renacer, pálido
calmante.
Mal augurio en rostros ajenos,
el de al lado no sabes lo que pena, mientras observa vacía la nevera.
Un vomito de vida es cada
despertar, cagar blando, forma de pensar.
Una silueta brillante me hace
suspirar, aterrorizado en mi cuarto, tapado tras las sábanas.
Frío al acostarme, puerta
entreabierta, arañas esperan hambrientas ofrenda.
Ocho céntimos definen mi
linaje, mi desenlace este pasaje.
Hecho mierda del estomago, te
escribo otro Epifanio.
Nueva amargura en forma de
impacto en el váter a las seis de la mañana.
Otro vistazo a la nevera,
siguiente perspectiva, sigue expectativa, vuelvo enseguida, voy a por algo de
priva.
Un montón de ropa encima de la
cama deshecha define mi desorden emocional.
Un nuevo espía tras la
ventana, me indica nuevos ánimos.
Ya me he levantado, me he
duchado, arreglado, tras haber vomitado.
Media tostada de aceite calma
mi hambre, plato de pato adobado y pechuga que tirar. Desorden alimenticio.
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