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Mi carne

Con el flexo en la nuca y el cuerpo desperdigado, encima del teclado escribo lo que percibo en este párrafo, en la tercera parada te encontré medicina, en otros cruces me fije en tus pupilas.
Eres la causante de mis llagas, creas dolor en cada letra de esta página, asombras mi causa, maldices mi sonrisa presa de mi agonía, vislumbra mi alegría en pos de tu compañía. Eres dulce melodía de postmortem, campos de minas que conducen a campos santos, eres notas musicales agudas y tristes, delirios fundamentales, glacial hirviente emergente de todos lugares.

Eres la cruz de este mártir, ese peso ligero que desvanece entre mis cauces, soy el pálpito y tu el detonante. Eres geniales momentos y yo el mástil que desfila en tormento desenvaine. Destronas mi goce al sol, causas pavor a cada ídolo que te idolatró. Eres de todos mis pesares culpable, eres mi fiel compañera cuando todos dejan de acompañarme. Eres el alma que está conmigo siempre, eres mi carne. 


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Vuelve a la cama

Escribo menos porque vivo más, una novia en cada circunstancia. Situaciones al límite como Relatos Salvajes, un desvarío continuo como los hermanos Farrelly. Murciélagos desorientados en mi patio a media tarde, todavía uno duerme en el escalón del trastero, resguardando en letargo para después. Un resquicio diminuto en tus paredes. Aletas moradas, carne y caviar, lambrusco para variar y leche con calcio. Te hiciste la remolona y no me diste el contacto, pasarán semanas hasta que vuelva. La máquina de escribir se formatea al rozar el cable, las manchas forman encuadres. Tu boca sabe a arándanos y tu lengua es viperina. Tus pechos magnolias y tu culo montículos donde mis manos reposan palpando mitades de albaricoque. Variedad en la misma masa, cara blanca y sonrisa sureña, acento cordobés. Jugando como un niño que no conocía la malicia, si la picaresca, comiendo de tu racimo, tomando dulces y vino. El calor del brasero un bálsamo y tus abrazos matemáticos, con cada p

El amante

Alivio de agobio, aventura tras el novio. Deseo irreconciliable, nuevo rumbo que no falte. Tú fuiste el culpable, yo no lo llamo engañe. Lo hiciste a sabiendas, llegaste demasiado tarde. Ibas de importante, no te importaba machacarme. Te mostrabas distante, en otro lado te desahogaste. Yo no soy tu esclava, ni nací para enardecerte. Ya es hora de que vuelva a vivir, volver a disfrutar y ser feliz. El amante Tú fuiste el culpable, tu mujer recurrió a mí, y yo estoy en esta vida para hacerla feliz. Tú te lo has buscado, a tu pareja has obligado, se siente muy bien con su cuerpo, la relación has desvirtuado. Yo la amo mientras tú derrochas dinero en clavos, la culpa es tuya y no de la que está en casa llorando. Falso, si no la quieres por qué la engañas, es por ambición de deseo de los que solo quieren tu cuerpo, aunque con este hecho demuestras bastante poco intelecto, difícilmente estarás contento. Es por eso, que creo en el amor, nunca e