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Hurañía

A lo lejos del horizonte las grandes ubres, oscuras y nubladas matrices sin volcán,
un pequeño halo de luz artificial se apaga y en otros puntos parpadea.
Una retirada en cuanto la angosta suspiria hambrienta se presenta, cerrar la x para no visualizar sin ganas, me perdí el partido con repeticiones incluidas, no puedo evitar echar la vista a otro lado, si hasta a la egoica compulsiva tampoco puedo callar, entre desvariar del todo a la locura o seguir intentándome gestionar con el fin de hallarme.
Me persiguen sensaciones fugaces y amores pasajeros, sin dinero, guardo resguardos de billetes troceados en la papelera de aluminio y soplo la viruta del balcón, no de la encimera y en el contenedor lo echo todo revuelto, no hay tanto material como para reciclar.
La lamparita de la esquina se apega a la penumbra y las tres velas me recuerdan las tijeras y un nombre, Penélope no, esa era la esposa de Ulises!

Coleccionaba fascines hace una década, los vinilos eran de otro tiempo, ya pasó la moda del compact disc como de los vhs, no se rallaban pero la imagen era defectuosa con el uso, un conjunto de libros de Planeta y el universo en silencio, un claxon siento vibrar, a alguien recogen, lo veo de lejos. Una torre de algunos enseres que crían polvo y cantidad de cosas raras independientes de la sensatez humana, cd´s que no usaré, son de sistemas operativos anteriores y cuentos en inglés por si alguna vez vuelvo a ser bilingüe.


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