La
ceniza cae al suelo y el día ha pasado, tumbado intentando dormir sin salir, la
persiana echada sin ningún espacio llano que refleje el estado anímico en el
que me hallo. Voy por la primera y la apago, son iguales todas las cadenas. De
la ducha a la terraza el sol me recuerda que nunca para deprimirse hay excusa.
Me
fui de bares, no recuerdo a que hora volví, tengo la cabeza echa un lío, sé un
montón de ti pero no me devuelvas las preguntas, es tu momento, querer
conocerte. Amanezco acostado en un parque verde que no conozco, ni guardias ni
perros sólo yo y un nublado de cojones, levantarme rápido y sentarme tras los
techados a ver si escampa y de seguido diluvia, por poco me he salvado.
Sigo
andando despacio, camino hacia ningún lugar concreto, en mis brazos amuletos. Sentirme
un chico que corre sin perseguir un balón ni sueño seguro. Sin un duro, la
cartera llena de papeles de resguardos de cosas que me apetecieron comprar, de
dinero que he sacado para aguantar la semana. Quiero rodar y viajar en un
continuo aprendizaje sin rumbo ni motivo aparente y pisar la copa más alta
habitable, poder en ella respirar.
Consumiendo
cómics y cine independiente, sigo yendo de frente y voy con los pocos de
siempre.
Aluminio
para llenar bocadillos, no hay picos que valgan aunque tenga algunas de cine
quinqui me separo del vandalismo, pero por ti mataba y lo demostraría desde el
primer espacio que me ganaras.
Tengo
ganas de cambiar el terminal desde el que llamo e insano me lanzo a la calle
para despejarme claro. Aclaro todas las cosas que desordené, la ropa en sus
perchas y los juegos de mesa paralizados, dejé de momento el ajedrez.
Voy
siempre con algo entre manos, me desconecto de mí para dejar de probar nuevas
formas de tensarme, un concepto de cada músculo de mi cuerpo. Es directo como
siempre la súplica que me ofrezco, acompáñame en mi viaje trascendental, con
los pies caminando y la mente en el espacio.
Verso
huérfano que busque pareja cada otoño con los palos agrupados de la quema,
en el pandemónium las trillizas
cantan al son de fuegos ácidos.
Vueltas
en círculo y un recuerdo para siempre, esperando para volver a entrar. En una
espiral.
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