Ya ni en silencio me
concentro, estoy dentro, no es introspección, es un soliloquio interior.
Fogar con el arte de amar de
Ovidio y tener un concepto que me desmonte el desamor al que recurro por
defecto, que me absorbe con nostalgias clownescas, no sé vivir sin mi payaso.
Cada vez más amor, cada vez
más valor, pero nada de romance pienso, me quedaré en casa distrayendo la mente
con trabajos y textos.
Desembalo las ideas que
mantengo en suspensión, ocultas en un espacio inerte esperando desarrollo.
Se acabó dormir, necesidad de
escribir, vivir el presente y fijarlo como modus operandi, hace viento
continuamente.
¿Te tiro la caña o es que soy
así?, entonces no puedo evitar que me sonría la suerte, en lo otro ya me basto
solo.
Si entro en el garito, tu
chica me mira pero voy directo hacia la barra con desgana.
Oscuro el ojo de la noche, con
frío a casa, medianoche, a las tres de la mañana despierto por el aullido del
demonio.
Aparezco improvisado, llámalo
cameo o aparición estelar, colaboración especial en grandes eventos, meando a
contratiempo.
Que sitio asienta mejor lo que
lanzo, un sótano, un banco o en la taza del váter arrodillado. Gato lunar.
Amor pasional o amor material ilumina
el rostro y destruye las posibilidades de demandarte.
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