Propuestas
que no se pueden rechazar aún comiendo el agotamiento lento de este
interminable epígrafe. Me asomé a esas rejas y seguí viendo niños sin juguetes.
Un misil que fácil se pronuncia pero cuanto largo abarca, cuantos templos
sagrados que piedra a piedra jamás se podrán reconstituir.
En
un albergue quién adivina la cara del innombrable, imposible hazaña vaciando
vacilante otro charco de agua. Esas mujeres hace lustros que no pisan calle.
Esos maridos nunca conocieron de modales.
Pueblos
enfrentados por mentiras; unas teológicas otras políticas.
La
lucha del más avispado, nadie es avizor de violaciones aéreas. Suelto esto y
vuelvo a sonreírte, sin estación que lo averigüe.
Caspa
patria la insignia de la bandera, los enemigos nunca salieron de su núcleo.
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