Juan
es un hombre corriente, su situación es especial; vive en la calle.
Juan
sabe lo difícil que es estar día y noche sentado en un portal, observa a la
gente caminar, unos le echan monedas pero más se lleva el negro que tiene
enfrente; no tiene resentimientos, pide por necesidad, detrás de él no hay
mafia como con las rumanas.
Juan
cree en Dios, le da esperanzas. Juan ha cumplido su misión: ir a visitar a sus
hijos después de 5 años. Juan se divorció, la mujer encontró otro esposo y él
se quedó sin nada en la calle.
A
Juan no le importa no comer con tal de ver de nuevo a su hija, ella nunca sabrá
que él vive en la calle, son más de 3 horas de viaje pero para él ya no hay
nada más.
Juan
vive cada momento, quizás se quede en esa otra ciudad para estar más cerca de
su niña. Su otro hijo también es joven, los dos universitarios.
Que
duro es ser padre, darlo todo por ellos porque el amor es imperecedero. Poco
más se de Juan, me imagino que se llevaría una alegría su familia. Juan se fue
con lo puesto, tosía, sonreía, estaba ilusionado, su sueño se iba a hacer
realidad tras 3 años ahorrando. Todo escuché atento sin buscarlo me contó su
misión. Te deseo Juan lo mejor.
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