Me
he portado como un bandolero, no quiero echarte de menos, no sé nada, falta
para la agonía. No eres mía.
Te
quiero en mi trasiego, en mis alegrías, no eres mía. No es de nadie, es un
ángel y yo ese pobre hurtador que danza por el barrio. Me entrega su corazón,
no lo burlo, lo cojo, la quiero lo que más en estos momentos, pero no quiero
pensar en que posiblemente tenga mi sitio en otro lugar, el tiempo dirá, me
dejo en manos del destino. Nunca he sido tu amigo.
No
es mía, me siento dichoso a su lado, la deseo y abrazo. ¿Me he equivocado?
Tanto, tanto. Siempre es tarde para conseguirte, pude tantas
veces perderte…
Miedo
a lo que se me escapa de las manos, es el tiempo, son los hados, varias
relaciones no empecé por llegar a lo mismo, eran otros tiempos, pensaba igual;
me iré y no quiero pasarlo mal, para que intentarlo dije. Eran buenas pensaba,
ahora las veo distintas, no tienes comparación. ¡Oh Dios que hago?
No
eres mía pero no seas de otro, ¿de quién soy yo si no me hago cargo de mi
bienestar más allá de estas páginas!, la presión no me deja continuar. Recuerdo
tu cara y tus labios, son tan dulces y yo soy tan sentido que quiero huir, el
espacio vacío se apodera de mí. Subsistir, cobardía, en fin…
No
es mía, no es de él, no es de nadie, es lo mejor de mí, no puedo ser sin ella,
es parte de mí soy parte de ella. No eres mía pero estás construida para mí.
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