A
más de 30 decibelios y sin poder matar al cerebro, rompiendo las espinas dentro,
de las tareas que dejé pendientes.
Renacer,
el mausoleo dejé, dame un segundo para pensar en todas las cosas que merezco
estar, una gota de agua en el desierto del Sahara.
Vendo
mis versículos de ruinosos delirios, caer y que nadie venga a recogerte. Guerras
en el espacio cómo las luchas del corazón, deslizar mis dedos por tu piel y
rasgar tus uñas con las mías. El mundo un teatro y el habitante un ser extraño
que participa siendo poco consciente de algo.
Compás,
aguja, cartabón y unas venas visibles para la donación. Un alacrán negro al que
dejaste cuando andaba loco enamorado.
Arrepentirme
de lo que no hice no soluciona nada.
Libérame
como a Willy o dame otra oportunidad de empezar cómo a Ismael.
Compárame si quieres con
Séneca pero no me envenenes con cicuta.
Tensión de leones
acostados, the wrestler no un competidor, solo contra mi me bato. Reposo en el
amanecer del tiempo de los congéneres iluminados que no quisieron descansar, te
quiero vida, formas mi cuerpo.
Leonidas sin su
imperio, te creas con el aura de mis pensamientos, con las manos levantadas en
Kame hame ha y si
te gusta soy Prometeo y creo el fuego.
Encontrarte
pero cómo, tengo que decidirme pero a qué y me seguí ganando tras conseguirme.
Le pedí al futuro que dejará de crear, que si cambia sería por mi propia
iniciativa.
Tus
dedos son dédalos, atrapas mis movimientos, diosa Helena arda Troya por un
caballo de madera.
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