Algún día te veré, sé que sigues existiendo y que querrás estar conmigo, me das tu luz con la que me ilusiono y avanzo camino a algo que desconozco. Tengo miedo como siempre pero estoy convencido que es lo mejor, otra cosa es que lo aproveche. Soy feliz y no me debo nada más que preocupar de serlo, junto a las dos personas que nunca me van a abandonar, a las que tengo que demostrar tanto. Hay veces que me pregunto si me ves, si me apoyas, si deseas decirme algo pero no te puedo tener y verte me daría pánico, te sigo recordando y buscando parecidos. Renuncio de tu doble, tu viva imagen somos con mi hermano. Te quiero aunque no te lo diga en alto, si no fuera así por qué iba a estar llorando. Soy injusto tantas veces que no comprendo el por qué olvido rápido, te escribo porque algo va mal. Cambio de ciudad no de país, la ciudad de la cristiandad, ¿es lo que quieres para mí? ¿por qué actúo así? Y encima me recompensas! Leopoldo se llama tu misionero y el Cielo es el credo, el