Recónditos
versos del altar idóneo de 7 flores papales, catacumbas debajo, nada al margen,
todo medido, ritual ancestral. Túnicas largas, misas negras de gente anormal,
las cosas al revés del original, la cruz invertida de San Pedro. Fuego. Chicas
vírgenes esperando sacrificio, no es los Chicos del Maíz pero parecido. Veneno
de culebras, sapos, pócimas secretas, flores podridas, maldad, locura, ansiedad
extrema causada por el éxtasis, drogas, setas, velas. Psicofonias grabadas en
interminables dédalos, implorando a los templarios y a Pio xii, también a
Belcebú, la ouija empieza a dar vueltas, quién será el primero en ser poseído,
quién el primero en abandonar, esto es un juego, nada puede salir mal, que va.
El
tablero da vueltas despedido, se abren fosas comunes, cadáveres se levantan de
la tierra; zombis los llaman. No tenemos armas. Los ojos como escápulas nada es
real piensan, corre carretera abajo y las aceras se desvanecen, vestidos
blancos de chicas pálidas que hablan de una curva 666. Tengo que sacar como sea
ese veneno de mi piel, cojo un machete y de un tajo saco la toxina, una amarra
hasta que corte la hemorragia.
Danzan
caballos negros, son espíritus atormentados, cabalga Sleepy Hollow o Hollow
Glen, tal vez Ghost Rider. Flash Gordon me acompaña a la nave para portarme a
su planeta, Planet 51 suena a película, los Ghoulies me acompañan, tal vez esto
sea Phenomenon por jugar Medianoche en el jardín del bien y el mal, basta de
referencias fílmicas. Los estados me abandonan, los colegas escapan sin cabeza,
dragones y mazmorras, todos las categorías de Warhammers se alimentan de lo que
encuentran a su paso. Diviso el castillo del Terror a lo Boris Karloff, me
siento Demons de Argento, Carpenter rompe los cimientos y vuela por las colinas
que ya no tienen ojos, ni párpados, se degradan las colinas pintadas de Lassie,
ultimátum a la tierra, todo esto es obra de Cronenberg, veo tomando en medio de
todo esto a Lars von Trier haciendo una orgía con Sheridan le fanu en presencia
de Stoker. David Lynch recoge los tripis que encuentra y rueda la precuela de
Blue Velvet. Muertos del pasado al galope, los jinetes del Apocalipsis. Evil
dead, no soy un santo como Van Kilmer, si tampoco soy C16 ni John Connor ¿cómo
huyo?. Me tenía que haber quedado en casa como querría mi ministro por si
aparecen en lancha armados los yihadistas.
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