Vamos
a olvidarnos de la cabeza, seres libres!, dejar de pensar, de nadar por
pensamientos febriles y actuar, ¡hacer locuras!, subir a las alturas de las
posibilidades prácticas de cada momento que nos demos, ser a la vez mendigo y rey.
Vamos
a soñar, a fantasear y diseñar la vida de rosa y sembrarla de kiwis, escalar esa
montaña de arena, más bien soplarle como a las pestañas de la cara, si se posa
en mi dedo pide un deseo que yo volveré todas las veces que haga falta, y no
desesperan las cuentas pues no existen, aquí todo es gratis!
No
existen las subastas, todo el mundo aporta algo, se multiplican las sumas con
las restas. Puedes volar con las alas que tú quieras, las de ángeles, superhéroe
o las de cualquier ave. Flotar, avanzar rápido y saltar, dejarse estar, en
primavera o en invierno, el frío nunca más dentro ni fuera del cuerpo.
Vamos
a bailar al son del bombeo del corazón y regalar piruletas a todos los niños
del mundo, vivir con ilusión. No depender de nadie, solo del aire, que no nos
paguen, ni en dinero ni en falsedades. Las cosas no se compran, todos tienen de
todo, no se cuestiona nada, todos viven a su modo.
No
existen gobiernos, no existen dictaduras, no existen autocracias, utopías. El
mundo es una isla llena de cocos y animales inmensos y la tierra está libre de
edificios y carreteras, no hay kilómetros, no hay escaleras; todos tienen a
quien amar y no existen tallas ni números que nos identifican. Todos somos
animales, todos somos humanos, juntos todos, no hay dueño ni amo.
No
existen posiciones, ni cargos de nada, nadie manda, nadie tiene la razón, nadie
la demanda. Nadie se ríe de los demás, no existen las desgracias ni las
dificultades, todos inventan formas espectaculares, no existe el odio, no
existe el rencor, todo lo que sana es el amor.
Quiero
paz y flor, que suene una canción, que nos alumbre el sol de noche y de día,
deseo la poesía del alma y de tu boca.
No
hay derrotas, no hay lucha de ningún ogro, ni logros, todos nos sentimos
realizados. No hay enfado, solo ríos edulcorados, golosinas interminables que
no pican los dientes. Las personas son autosuficientes pero no lo saben, todos
somos piña, somos perfección en cada rincón de nuestro hábitat. Intensidad de
globos, de colores, de manzanas rojas sin pecado, pues el pecado no tuvo razón
de maldad de hombre.
Cada
uno somos Dios, naturaleza y espíritu.
Todos
somos lo mismo.
Todos
somos unión.
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