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Mostrando entradas de abril, 2016

Viaje sin retorno

En esta vida elegí ser alguien, muero por tus versículos. Bebiendo como un corsario, dame sólo una razón para morir por esos labios. Hablo de amor pero me dejan como a Carlos Baute. Me río con mi suerte, imprescindible como tus bragas de invierno, como tu bikini con las olas volátil. Corredores pisan tablas, poetas de chaqueta y barba larga. Musulmanes observan procesiones. En el río brilla el agua. Cañas de pescar arrancan tus ojeras, calas de marfil donde perdiste el virgo, litros en la Alameda con una mujer que le pega al marido… A través de barrotes se divisa el mar, entre verde y agua botellas y carros. Tus promesas se hunden en el estanque, tus indecisiones nos separaron para siempre. Me prometiste el mar, dejas la sal. La luna deja su sombra, el sol su ardor y enfermedad de piel. Aprendí, ya no me afectan sus palabras, escucho las debilidades. El tiempo no existe, ni los días y años. No soy la película de tu cabeza, si el prota de ella. Me

¿Te atreves?

Sigo sin descubrir porque mi vecina habla por teléfono en el rellano, sigo sin describir sus labios. Escribo sobre ella pero no me conoce, cruzamos la misma avenida todas las mañanas. Si supiera que la trataría como una diosa, si supiera devolverme la felicidad. Los novios se despiden, las septuagenarias un día tuvieron su príncipe. Frente a un andén vacío, algún día construiré mi historia. Soy el chico ausente de un mal menor, en esas jornadas matinales desfilo buscando paz interior. No sé quién soy, pero conozco lo que puedo ofrecer, ellos en clase yo cambiando constantemente de parajes. Te atreves a ser mi acompañante?