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Una respuesta a largo plazo

Te alimentas en ciernes como las Coéforas. Todo el paseo pendiente de tu sonrisa. No atas en espacios individualistas.
Testigo del agua que da vida a mi relajo, respiración agitada por el frío y por el pecho nerviosa. Ponme todas las deudas que quieras que las cumplo.
En el momento de la desorientación permanente, con quietud y equilibrio, escucho teorías que no comparto pero que forman parte del colectivo diario, de sucesos recientes, de nuevos opciones posibles que tomar, sigo siendo opuesto por ende.
El tarro aminora en pasas con cáscaras y mi perdición siempre llevó falda e iba descalza con una voz electrizante, para nada agresiva, más suave que la hierba y nada cruda, contraria a la vida que te quieren recrear.
La mano del pecho sale y me hace toser, soy muy dependiente de mis valores y debo de callar cuando veo herido lo que me sostiene en pie. Tiemblan mis posesiones materiales. No utilizo argumentos mnemotécnicos, me alimento de lo que escucho y suelto lo que creo que es por las respuestas de los que callan.
Una respuesta a largo plazo.


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