Es
la mejor de todas, cuando al fin de descontrolar te encuentras, el propósito no
es vivir es sentirse vivo con cada roce de tu piel, suave mujer, dulce camino
soleado recorro, vida respira en cada gota de agua que corre por mi vello.
De
tanto perdonar a mis demonios los amanso, de tanto follar a la muerte está despertando.
El final no es verdad en mí como cuando estaba en proceso de pensamiento. El
suicida busca la salvación tras el dolor extremo, me recuerda a Hellraiser,
pero eso es otro tema que no tiene solución, cuide Dios de sus cenizas, no hay
más camino que hacer caso al corazón y decir nunca me rindo y no me dejo ya
caer.
Tenso
la cuerda floja y amo el riesgo de soslayo no el peligro, deseo más que nada
ser feliz por eso escribo, me encuentro y no me suelto, te quiero ya y no te
conozco, se de todo tanto y tengo tan poco. Tengo todo lo que necesito pero me
faltas tú.
Alejo
la negatividad del falso rumor, la humareda de polvo que sueltan esas mentes
tóxicas hambrientas de reconocimiento sin haber luchado, llevo ya 8 años
ganando paso a paso, rumbo hacia el mismo altar indeciso, no hay nada seguro,
es tan efímero el amor recibido pero lo persigo, se que estoy en mi sitio, no
paro de inventar. Crear mi propia mierda para que me conozcan. No hay otra
manera.
Al
final del baile la sigo buscando, páginas en blanco antes del último letargo,
¿en qué estás pensando? Somos almas nómadas en cuerpos sedentarios. Cuido de mi
manada, fuera las runas incitan al pecado, ya se fue la violencia con la
maldición, da como resultado sexo desenfrenado. Soy una mezcla de Argento y
Cronemberg, aderezada con Lynch. Un martini en la reserva, miel con abejas.
Esas mentes abiertas, esas pupilas como las Coéforas, siempre despiertas, como
la luz cuando amanezca y te sienta cerca y te susurre a Juan Ramón frente a la
Giralda; mi apartamento en el núcleo de la tierra que tanto obreros deja y
tantas alegrías nos brinda. Solo calma esta mente inquieta, la locura escrutaba
en busca de la palabra, el verso y la ruta decía un poeta. Soy el primer tango
de París con la lengua de Jar Jar Binks. Ten fe ciega en mí como un muyaidín.
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