Sigo
sin descubrir porque mi vecina habla por teléfono en el rellano, sigo sin
describir sus labios.
Escribo
sobre ella pero no me conoce, cruzamos la misma avenida todas las mañanas. Si
supiera que la trataría como una diosa, si supiera devolverme la felicidad.
Los
novios se despiden, las septuagenarias un día tuvieron su príncipe. Frente a un
andén vacío, algún día construiré mi historia.
Soy
el chico ausente de un mal menor, en esas jornadas matinales desfilo buscando
paz interior. No sé quién soy, pero conozco lo que puedo ofrecer, ellos en
clase yo cambiando constantemente de parajes.
Te
atreves a ser mi acompañante?
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