Como el notar caer, como el ayer, como el beso de mujer. Como la tierra que se mete en los ojos al subir con grilletes por ese camino ruin. Pasar en día por carro en la melodía. Oscuras ciénagas repletas de mentiras, eras la pertenencia de otro, lágrimas de sativa. Me distingo del precipicio en que cuelgo a medias, al rumbo del desastre. Soy un cráter más que un lastre, adivino, me rodean demonios, voy con ellos, son mi destello, la luz amarga me alumbra desde el agujero. Soy la copa rodeada de dulces sabores, gramos de fresa, no tu falso néctar. Quién osa a desafiarme, cuesta abajo en barco en auge, métele fuerte hasta que amaine, cambio de dirección, ¿cómo?, a ninguna parte! He sido sultán en un montón de ocasiones, no me abandones, soy el don de dones, tengo clones multiplicados por esporas, aspersores lejos de mis rendiciones. Soy el asesino de mi calma, busco fines más allá de vuestras faldas, tengo perlas que me cuelgan, son quemaduras, marcas que mantiene