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Mostrando entradas de diciembre, 2016

Tarde de rubias

Llévate de regalo el mejor retrato, fotógrafo indigente titulado, cualificado de pie derecho, cambio el cauce por defecto, transeúnte de andares estilosos. Un rapero rodeado de rocieros. Guiñole un ojo a la albina y el caballo rebufa ay del látigo patriarca. Barbas crecientes delatan vanguardia. No hay mal de ojo si Fátima va en el lateral en mano, aposento del que extraigo la llave a la Campana. En Duque juego a tómbola de hermandades entre charcos contando tapas y firmando servilletas. No me conocen pero cuidan bien, formas que describen mi poesía. Papiro de grandes alegorías.

Ni más ni menos

Puedo cambiar la escritura pero nunca voy a dejar de amarme. A menudo dudo de las vallas que son reales, tanto dentro para sacar a respirar al genio. Halo incierto, tiempo de clavos y espinas, pensamientos nublados, frío ártico. Me imaginé echado en el suelo sin vida y lo recree, de la propia angustia me incorporé, me muero de pena solo con pensar que sufro, compadeciéndome de mi mismo. Amándome en secreto. Salir de engaños, compartir mi mnemotecnia. Soñarte sin chinchetas. A medio rellenar, mente entretenida vista al frente, varios miles de likes y no sienten miedo. Cuerpo busca cuerpo. Vivo por la que no contesta mis llamadas mientras sus sombras se funden con la traición de la vid vacua. ¿Si vamos a morir por qué hemos nacido? Por lo pronto elegí ser feliz, somos lo que pensamos ni más ni menos. Sencillamente.