En esta vida elegí ser alguien, muero por tus versículos. Bebiendo como un corsario, dame sólo una razón para morir por esos labios. Hablo de amor pero me dejan como a Carlos Baute. Me río con mi suerte, imprescindible como tus bragas de invierno, como tu bikini con las olas volátil. Corredores pisan tablas, poetas de chaqueta y barba larga. Musulmanes observan procesiones. En el río brilla el agua. Cañas de pescar arrancan tus ojeras, calas de marfil donde perdiste el virgo, litros en la Alameda con una mujer que le pega al marido… A través de barrotes se divisa el mar, entre verde y agua botellas y carros. Tus promesas se hunden en el estanque, tus indecisiones nos separaron para siempre. Me prometiste el mar, dejas la sal. La luna deja su sombra, el sol su ardor y enfermedad de piel. Aprendí, ya no me afectan sus palabras, escucho las debilidades. El tiempo no existe, ni los días y años. No soy la película de tu cabeza, si el prota de ella. Me