Catacumba que guarda tu imagen, nuevo descubrimiento, mismo credo. Mismo hermano profético, el único verdadero. El mundo arde, crece la guerra y la discordia, ¿quién resuelve el enigma del rehén? Pierden la cabeza pero nadie lo ve. Estoy tan cansado pero sigo escribiendo, me bato con enemigos a los que adelanto en movimientos de ajedrez. Todos siguen su ideología pero solo piensan en su bienestar, más pa tras que los restos de Gengis Khan. Me dan todos igual, no me preocupo por sus tonterías, se desmerecen solos. Siempre fui diferente, medito líneas de infarto, catárticas como Kratos. En el abismo se resuelven sus dilemas, entre ánimas y postrimerías. Dante sale por patas, Shopenhauer se corta las venas a los pies de Mefisto. Chocolate me relaja como figuras, con curvas pero sin marcas. Sin cascos ni espadas, templario que aguarda sin temer a nada. Sin miedo, venzo al constante con intelecto, tormentos en sol. A medio gas entre runas, drugos descabezados en pág